lunes, 27 de agosto de 2012

Cuento Fantástico


MISTERIO EN CHARRAS
  
Faltaba media hora de viaje para llegar al campo, pero ya estábamos dentro de Charras, el pueblo donde era el campo. Durante todo el camino, estuvo todo vacio, no había señales de vida, ni siquiera la gente del pueblo andando a caballo.

  Llegamos, bajamos los bolsos y nos instalamos, pero todo el tiempo pensando en donde estaban los perros, las vacas, las ovejas y el “negro” Arturo, el casero. Esperamos un tiempo a ver qué pasaba pero ni siquiera se asomaban o se escuchaban esos ruidosos tractores.

  El anochecer se acercaba y nada….todo igual que cuando habíamos llegado. Salimos a caminar y explorar para ver si encontrábamos algo, por lo menos, una pista que nos diga que estaban vivos. Volvimos ya para la hora de la cena muy preocupados sin saber nada de nada. La duda, la intriga y ese sentimiento de preocupación constante nos estaba matando, ya habían pasado dos días de nuestra llegada. Por momentos pensábamos en llamar a la policía porque Arturo no era de irse de vacaciones, el vivía encerrado en esa pequeña casa al lado de la nuestra, ya dábamos por hecho que algo raro había pasado, preferimos encargarnos nosotros de averiguarlo.

   Seis veces al día dábamos la vuelta al campo entero para ver si pasaba algo. Un día al mediodía, Paulo, el más chico, volvió con dos prendas de ropa que se había encontrado jugando entre un montón de troncos, no podían ser de nadie más que del negro Arturo.
  Ese mismo día, estábamos sentados conversando sobre ese tema en las mesas al lado del asador, y el viento hiso resonar las ventanas, las puertas se cerraban de un golpazo  y cada vez el viento soplaba mas y mas fuerte.

  De un segundo para otro, todo desapareció, el viento no dejaba ver nada, nuestros cuerpos se revolvían, todos pies para arriba, se escuchaban solos los gritos. Cuando se calmo este estilo de torbellino, ahí estaban todos los animales y en una esquina lejos y tirado, el “negro Arturo”.



Por María Paz Oberti

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